baja de peso sin dietas
¿Qué es la flexibilidad metabólica y cómo alcanzarla?

Flexibilidad metabólica

¿Qué es la flexibilidad metabólica y cómo alcanzarla?

¿Alguna vez has pensado en cómo tu cuerpo es capaz de aprovechar las reservas de energía? Esto responde a un concepto: flexibilidad metabólica. Si no te suena muy familiar, aquí descubrirás de qué se trata y cómo alcanzarla para mejorar tu salud.

Por suerte, cada vez un mayor número de personas reconocen que la salud es cuestión de hábitos. Con el auge de estrategias como el ayuno intermitente y la dieta low carb, muchas se interesan por mejorar su estilo de vida. Y, en esa búsqueda de opciones, acaban dando con un concepto muy prometedor, aunque confuso: “flexibilidad metabólica”. 

En La Cocina Sana nos hemos propuesto aclarar la definición de este término para que lo conozcas y lo utilices a tu favor.  

¿Qué es el metabolismo?

Para entender qué es la flexibilidad metabólica, primero debes saber cuál es la función del metabolismo. Se trata de un conjunto de procesos de carácter físico y químico que ocurre en las células de nuestro cuerpo. 

Durante estos procesos, los nutrientes que ingerimos se convierten en la energía que necesitamos para que nuestro cuerpo cumpla y desempeñe todas las funciones requeridas para mantenernos con vida. 

¿De dónde se obtiene la energía?

La energía se obtiene de los llamados macronutrientes, grasas, proteínas y carbohidratos. Estos macronutrientes están contenidos en los alimentos que consumimos diariamente. 

Proteínas: se encuentran en los huevos, productos lácteos, carnes y pescados. Su función es la de construir músculos, fortalecer los huesos y mantener una piel saludable. En ocasiones, las proteínas se transforman en glucosa para activar la liberación de energía.  

Carbohidratos: los hidratos de carbono se transforman en glucosa para la producción y almacenamiento de energía en nuestro cuerpo. Estos se clasifican en azúcares, fibra y almidones, los cuales se obtienen de las frutas, hortalizas, cereales y legumbres. 

Grasas: estas desempeñan un papel importante en la nutrición de nuestro cuerpo. Activan el desarrollo de diversas sustancias y elementos que intervienen en los procesos de síntesis de vitaminas y minerales para la obtención de energía. 

¿Qué es la flexibilidad metabólica?

La flexibilidad metabólica se refiere a la capacidad que tiene el organismo de usar indistintamente grasa, glucosa u otros sustratos como fuente de energía, en función del contexto en que se encuentre.  

El uso de un combustible u otro se define por los hábitos alimenticios de la persona y la intensidad de la actividad que realiza, siendo que, a mayor intensidad, el consumo de grasa será mayor y, a menor intensidad, las células emplean la glucosa para funcionar. 

Las personas que tienen flexibilidad metabólica tienen más facilidad de quemar grasa corporal y rinden mejor físicamente. 

Las dietas ricas en alimentos procesados, bollería y azúcares, generan rigidez metabólica, lo opuesto a la flexibilidad. Es así porque hacen que el cuerpo dependa únicamente del glucógeno, dejando la grasa almacenada. 

Flexibilidad metabólica vs. rigidez metabólica 

La capacidad del cuerpo para cambiar de combustible según la ocasión no es nueva. Nuestros ancestros lo hacían naturalmente, ya que dependían de los alimentos que iban recolectando. 

Pero, a medida que fuimos evolucionando, comenzamos a asumir hábitos dañinos, malas elecciones alimentarias y una excesiva frecuencia de alimentación. Esto conduce a la  rigidez metabólica y produce problemas como:

Resistencia a la insulina

— Obesidad

— Antojos constantes y ganas de comer alimentos dulces

— Mal humor, cansancio y fatiga

— Dolor de cabeza 

Beneficios de la flexibilidad metabólica

Cuando somos metabólicamente flexibles, utilizamos los ácidos grasos como fuente de energía cuando requerimos un gasto constante. Así evitamos la acumulación de tejido adiposo en nuestro cuerpo. 

La flexibilidad metabólica nos ayuda a preservar y a desarrollar la masa muscular, impidiendo que el organismo extraiga energía de los aminoácidos que conforman el tejido de los músculos y, en su lugar, utilice las grasas. 

Además, contribuye a disminuir la inflamación y el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares, desórdenes metabólicos, diabetes, trastornos degenerativos, etc. 

¿Cómo alcanzar la flexibilidad metabólica?

Recuperar y mejorar la flexibilidad metabólica es posible, solo hay que ser más conscientes de nuestro estilo de vida y seguir hábitos saludables como:

1. Ayuno intermitente

Una manera efectiva de lograr la flexibilidad metabólica es incluyendo protocolos de ayuno intermitente en tu rutina. Esta práctica les permite a las células regenerarse y aprovechar mejor las reservas de energía.

Una forma de iniciar es respetando al menos 12 horas diarias de ayuno. Por ejemplo, si cenas a las 8:00 p.m., tu desayuno será a las 8:00 a.m. Puedes agregar otro protocolo en la semana en donde incrementes el número de horas. 

En La Cocina Sana te damos las herramientas del ayuno intermitente y cómo hacerlo bien.

2. Ejercicio físico

Mover el cuerpo con ejercicio físico al menos 3 veces por semana es un método infalible para activar el metabolismo. 

La liberación de energía durante la actividad física puede darse a partir del catabolismo de la glucosa o de los ácidos grasos; esto dependerá de la intensidad y duración del ejercicio. Se recomienda alternar ejercicios cardiovasculares con entrenamientos de fuerza y resistencia. 

3. Dieta saludable 

Una dieta balanceada es fundamental para el buen desempeño de celular, el equilibrio hormonal y la salud digestiva. Elige alimentos que nutran tu cuerpo con vitaminas, minerales y grasas saludables. 

Incluye proteínas de alta calidad y reduce el consumo de carbohidratos (dieta low carb). También debes eliminar los productos empacados y reemplazarlos por frutas, verduras, vegetales y legumbres que te aporten fibra y almidones saludables para potenciar el metabolismo energético. 

4. Respetar el ritmo circadiano

Nuestro reloj biológico influye en funciones vitales como la producción de hormonas, digestión, temperatura corporal y presión sanguínea. Este cumple con un ciclo de 24 horas en las que se debe descansar mínimo 8. 

Para preservar este ritmo es importante no ingerir alimentos justo antes de dormir, evitar la luz artificial (computadoras, TV, tablets, smartphones) antes de ir a la cama, realizar ejercicios de manera frecuente, levantarse todos los días a la misma hora y dormir de 6 a 8 horas diarias. 

¡Mejorar tus hábitos y tu alimentación te llevará directo por el camino de la salud! En La Cocina Sana te damos las herramientas para hacer ese cambio desde ya.

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